Ejemplo de discriminación indirecta por razón de género

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Si bien se han realizado grandes avances en términos de igualdad de derechos entre hombres y mujeres aún persisten diversas formas de discriminación por razón de género. La discriminación por razón de género se da en diversos ámbitos, yendo desde el ámbito laboral al social o familiar. Asimismo, dicha discriminación puede darse se puede manifestar de forma directa o indirecta.

A través del siguiente artículo se estudia en qué consiste dicha discriminación, y cuales son las diferencias entre la discriminación directa e indirecta, así como las diferentes sanciones previstas por la legislación y las distintas estrategias para combatir estas formas de desigualdad.

¿Qué es la discriminación directa por razón de género?

Cuando se alude a la discriminación directa por razón de género se refiere a cualquier trato desfavorable que una persona recibe por el simple hecho de pertenecer a un determinado sexo. Esta forma de discriminación resulta más fácil de identificar que la discriminación de carácter indirecto, ya que implica una diferencia de trato de carácter explícito y claramente basada en el género.

Por ejemplo, en el contexto laboral, la discriminación directa se manifiesta cuando se niegue a una mujer un ascenso por el mero hecho de ser mujer y no porque su cualificación así lo exija. En dicho ámbito laboral es igualmente común la existencia de diferencias salariales basadas de forma exclusiva en el género de los trabajadores, y no por realizar distinto trabajo ni tener distintas responsabilidades.

En el marco legal español, esta discriminación directa por razón de género queda expresamente prohibida en virtud del artículo 14 de la Constitución Española, que alude al principio de igualdad y no discriminación, garantizando que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos sin importar su sexo, raza, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Este principio queda igualmente reforzado por la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, a través de la cual se introducen medidas específicas para prevenir y sancionar dicha discriminación directa.

ejemplo de discriminación indirecta

¿Qué es la discriminación indirecta por razón de género?

La discriminación indirecta por razón de género presenta caracteres más sutiles y menos visibles que la discriminación directa. Esta discriminación indirecta se produce por ejemplo cuando un criterio o una práctica aparentemente neutra pone en desventaja a un grupo de personas de un determinado género en comparación con otro, a menos que dicho criterio o práctica este justificado por una finalidad legítima y los medios para alcanzarla resulten adecuados y necesarios.

Por ejemplo, esto ocurre cuando una empresa establece un determinado requisito de disponibilidad horaria para acceder a un determinado puesto de trabajo. Si bien en un primer momento esta condición pudiera parecer neutra, en realidad en muchas ocasiones afecta de forma desproporcionada a las mujeres ya que estas son por regla general quienes asumen una mayor carga de responsabilidades familiares y domésticas. Este tipo de exigencia puede generar por tanto un efecto discriminatorio, al reducir las oportunidades laborales de las mujeres y perpetuar las desigualdades de género. El reto para paliar este tipo de discriminación radica en ser capaz de detectar y probar la misma, ya que, si bien no existe una intención manifiesta de discriminar, el resultado final es una desventaja significativa para un grupo específico.

Por tanto, a la diferencia fundamental entre ambos tipos de discriminaciones radica en la forma en la que se manifiestan, siendo la discriminación directa más obvia que la indirecta. Además, la intencionalidad de ambas también difiere; mientras en la discriminación directa hay una clara intención de tratar de forma diferente a una persona o grupo debido a su género, en la discriminación indirecta, la intención de discriminar no es explícita.

Desde una perspectiva legal ambas formas de discriminación están prohibidas en España, si bien la carga de la prueba y la dificultad de demostrar la discriminación varía: la discriminación directa es más fácil tanto de identificar como de probar, mientras que la discriminación indirecta requiere de un análisis más detallado y se debe tener en cuenta el contexto en el que se produce así como los datos estadísticos para demostrar que una política o práctica en apariencia neutral tiene un impacto desproporcionado.

Sanciones a la discriminación directa e indirecta

Tanto la discriminación directa como la de carácter indirecto se encuentra sujeta a sanciones, pudiendo estas variar dependiendo del ámbito en el que se produzcan, así como de la gravedad del caso. Estas sanciones han sido diseñadas no solo para castigar a quienes perpetúen la discriminación y lleven a cabo prácticas discriminatorias sino también para disuadir futuras conductas discriminatorias y promover un entorno de igualdad.

Por ello, en el ámbito laboral la Ley de Igualdad establece sanciones para las empresas que incurran en prácticas discriminatorias. Estas sanciones incluyen multas económicas o la anulación de aquellos contratos o convenios colectivos que contengan cláusulas discriminatorias entre otros. Además, aquellas empresas que no cumplan con la normativa de igualdad de género pueden quedar excluidas de la posibilidad de recibir subvenciones públicas o participar en concursos públicos.

En casos más graves, la discriminación por razón de género puede dar lugar a sanciones en el ámbito civil y penal. Quienes hayan sufrido discriminación pueden acudir a los tribunales civiles para exigir reparación por daños y perjuicios, así como la oportuna indemnización por el daño moral sufrido. Igualmente, en el ámbito penal, la discriminación de género tanto de carácter directo como indirecto puede ser considerada un delito cuando se produce en un contexto de odio o violencia de género, conllevando en estos casos penas de prisión.

Cómo combatir la discriminación directa e indirecta por razón de género

Combatir la discriminación por razón de género requiere de un enfoque integral que combine medidas legislativas, educativas y de sensibilización social. Esto implica promover una cultura de igualdad desde edades tempranas, integrando la perspectiva de género en el ámbito educativo y fomentando la conciencia sobre los derechos y las responsabilidades en materia de igualdad.

Asimismo, resulta fundamental capacitar a las empresas, instituciones y a los organismos públicos sobre la importancia de la igualdad de género y los riesgos que conlleva incurrir en prácticas discriminatorias. A este respecto, los programas de formación en igualdad resultan sumamente útiles para ayudar a identificar y corregir sesgos inconscientes que perpetúen las desigualdades.

Por ello, se han de establecer políticas de igualdad de género en las empresas que aborden tanto la discriminación directa como la indirecta. Esto incluye la revisión de las políticas de contratación, promoción y remuneración a los efectos de asegurar que las mismas no contengan sesgos de género. Igualmente, la promoción de medidas de conciliación de la vida laboral y familiar resultan relevantes para fomentar el papel de las mujeres en las empresas, ya que estas son quien de forma general asumen en mayor medida las cargas familiares.

Igualmente, la aplicación de acciones positivas como la implementación de cuotas de género en posiciones de liderazgo o la implementación de programas de desarrollo profesional dirigidos a mujeres pueden ayudar a combatir la discriminación.

la discriminación indirecta por razón de género se presenta como un fenómeno complejo y multifacético que, aunque menos visible que la discriminación directa, tiene un impacto significativo en la perpetuación de las desigualdades de género, limitando las oportunidades de las mujeres tanto en el ámbito laboral como social.

Por ello, y para combatir de forma eficaz tanto la discriminación directa como la indirecta, resulta fundamental implementar un enfoque integral que combine la educación y la sensibilización, implementando políticas de igualdad y acciones positivas que garanticen la protección de los derechos de las mujeres. Solo a través de una acción decidida y coordinada en estos frentes será posible avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, en la que el género no sea un factor que determine las oportunidades o limitaciones de una persona.

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