
La discriminación laboral se refiere a cualquier trato desigual o injusto hacia una persona en el ámbito del trabajo, basado en características personales irrelevantes para el desempeño de sus funciones. Estas características pueden incluir, pero no se limitan a, la raza, el color, la religión, el sexo, la orientación sexual, la identidad de género, la edad, la discapacidad, el origen nacional o cualquier otra condición personal o social.
Este trato desigual puede manifestarse en diferentes etapas de la relación laboral, desde el proceso de selección y contratación hasta las condiciones de trabajo, la remuneración, las oportunidades de formación y promoción, e incluso en el despido o terminación del contrato.
En el ámbito laboral, la igualdad de oportunidades y el respeto por la diversidad son pilares fundamentales para el desarrollo de entornos de trabajo saludables y productivos. Sin embargo, la discriminación laboral persiste como una realidad que impide a muchas personas acceder, mantenerse y progresar en sus empleos en condiciones equitativas.
La discriminación laboral puede ser tanto directa como indirecta. La discriminación directa ocurre cuando una persona es tratada de manera menos favorable que otra en una situación similar, debido a alguna de las características mencionadas.
Por otro lado, la discriminación indirecta se produce cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutral pone en desventaja particular a personas de un grupo específico, a menos que dicha medida pueda justificarse objetivamente por una finalidad legítima y los medios para alcanzarla sean adecuados y necesarios.
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ALT: Discriminación Laboral
Tipos de discriminación laboral
- Discriminación por género
Esta forma de discriminación por género se basa en el sexo de la persona y suele afectar predominantemente a las mujeres, aunque también puede perjudicar a los hombres en ciertos contextos. Se manifiesta en diversas prácticas, como la brecha salarial de género, donde las mujeres reciben menores ingresos por realizar el mismo trabajo que sus compañeros varones.
También ocurre en la segregación ocupacional, que limita a las mujeres a sectores tradicionalmente feminizados y de menor remuneración, como la educación o la atención sanitaria.
Además, las mujeres enfrentan dificultades para acceder a puestos de liderazgo debido al techo de cristal, una barrera invisible que impide su ascenso en la jerarquía laboral. La maternidad también se convierte en un factor de discriminación, ya que muchas empresas prefieren no contratar a mujeres en edad fértil por temor a que soliciten bajas por maternidad.
- Discriminación por edad
La discriminación laboral por edad fecta tanto a trabajadores jóvenes como a mayores. Los empleados jóvenes pueden ser percibidos como inexpertos, mientras que los trabajadores de mayor edad pueden ser considerados obsoletos o menos adaptables a nuevas tecnologías y métodos.
- Discriminación por orientación sexual e identidad de género
Las personas LGTBI+ pueden enfrentar discriminación en el entorno laboral debido a su orientación sexual o identidad de género. Esto puede manifestarse de diversas maneras, desde comentarios despectivos y exclusión social hasta la negación de ascensos o despidos injustificados tras revelar su identidad.
Algunas empresas tienen políticas poco inclusivas que dificultan el acceso a beneficios laborales para parejas del mismo sexo, como seguros médicos o permisos parentales. En el caso de las personas trans, la discriminación es aún más grave, ya que muchas enfrentan dificultades para conseguir empleo debido a la falta de reconocimiento de su identidad de género en documentos oficiales o por prejuicios de los empleadores.

- Discriminación por origen étnico o nacional
Esta forma de discriminación se basa en la raza, el color de piel, el origen nacional o étnico de una persona. Puede manifestarse en la negación de oportunidades de empleo, comentarios racistas o trato desigual.
- Discriminación por religión
La discriminación por religión se basa en la raza, el color de piel, el origen nacional o étnico de una persona. Puede manifestarse en la negación de oportunidades de empleo, la asignación de tareas menos relevantes o mal remuneradas, comentarios racistas y un trato desigual en comparación con otros empleados.
En muchos países, los trabajadores inmigrantes suelen ser los más afectados por este tipo de discriminación, ya que enfrentan dificultades para obtener permisos de trabajo, son contratados en empleos precarios y mal pagados o son tratados con sospecha por sus compañeros y superiores. Incluso cuando cumplen con todas las calificaciones requeridas, pueden ser excluidos de procesos de selección simplemente por su nacionalidad.
- Discriminación por discapacidad
Las personas con discapacidades pueden enfrentar barreras para acceder al empleo o para desarrollarse plenamente en su entorno laboral. Esta discriminación puede manifestarse en la negativa a realizar ajustes razonables o en la asignación de tareas por debajo de sus capacidades.
Causas originarias de la discriminación laboral
La discriminación laboral tiene sus raíces en una combinación de factores históricos, culturales, sociales y económicos. Algunas de las principales causas incluyen:
- Prejuicios y estereotipos: Muchas decisiones laborales están influenciadas por prejuicios inconscientes o estereotipos sobre ciertos grupos de personas.
- Falta de regulación y aplicación de la ley: En algunos países, la falta de leyes claras o la deficiente aplicación de las mismas permite que la discriminación persista.
- Desigualdades estructurales: Las diferencias en el acceso a la educación y oportunidades laborales generan desigualdades que perpetúan la discriminación en el empleo.
- Cultura organizacional discriminatoria: En algunos entornos laborales, la cultura corporativa fomenta la exclusión de ciertos grupos.
Cómo denunciar la discriminación laboral y defender tus derechos
Si un trabajador considera que está siendo víctima de discriminación laboral, es importante actuar con determinación para proteger sus derechos y buscar justicia. El primer paso es recopilar todas las pruebas posibles que respalden la denuncia. Esto puede incluir correos electrónicos, mensajes o documentos en los que se reflejen un trato discriminatorio.
Pueden ser desde testimonios de compañeros de trabajo que hayan presenciado la discriminación, hasta registros de evaluaciones de desempeño que demuestren que la discriminación no se basa en el rendimiento laboral, comparaciones salariales o de trato con otros empleados en la misma posición y registros de incidentes anotando fechas, lugares y detalles de cada caso de discriminación. Cuanta más evidencia se tenga, más sólido será el caso al momento de denunciar.

Muchas empresas cuentan con protocolos internos para atender casos de discriminación, por lo que antes de recurrir a instancias externas, se recomienda presentar una queja formal ante el departamento de Recursos Humanos. En caso de que la empresa disponga de un Plan de igualdad o un canal de denuncias anónimas, también puede ser útil acudir a estas instancias para solicitar la intervención de la organización. Es fundamental conservar una copia de la denuncia y cualquier respuesta oficial recibida.
Si la empresa no toma medidas o si el trabajador considera que la discriminación es grave y requiere una intervención externa, se puede acudir a organismos oficiales encargados de velar por el cumplimiento de los derechos laborales.
Dependiendo del país, se pueden presentar denuncias ante instituciones como la Inspección de Trabajo, Defensorías del Pueblo, ministerios de trabajo o comisiones de derechos humanos. Estos organismos tienen la facultad de investigar el caso y, en algunos casos, sancionar a la empresa si se comprueba la discriminación.
Si la situación no se resuelve por la vía administrativa, el trabajador puede presentar una demanda ante la justicia para exigir reparaciones. Dependiendo de las leyes del país, la empresa puede ser obligada a pagar indemnizaciones, restituir al trabajador en su puesto de trabajo o modificar sus políticas internas para evitar futuras situaciones de discriminación.
La discriminación laboral sigue siendo un problema que afecta a millones de trabajadores en todo el mundo, impidiendo el acceso a empleos justos y equitativos. Identificar sus distintas formas y causas es fundamental para combatirla y promover entornos laborales más inclusivos.
La denuncia y el conocimiento de los derechos son herramientas clave para erradicar estas prácticas y garantizar la igualdad de oportunidades. Tanto las empresas como las instituciones deben asumir un papel activo en la lucha contra la discriminación y la promoción de políticas de diversidad e inclusión. Solo a través del compromiso conjunto se podrá construir un mercado laboral más justo para todos.
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